miércoles, 4 de mayo de 2022

Ellas.

20 de febrero.


Siempre he sentido fascinación por las grullas. Esas viajeras incansables que año tras año recorren miles de kilómetros, de norte a sur y de sur a norte, pintando de motas negras nuestros cielos en los márgenes del invierno. Hoy, rodeada de encinas y robles dormidos, mi cuerpo me pedía con ansia la primavera, el brotar de los árboles, las hojas nuevas, el verde tierno del bosque, el olor a vida nueva. Sin creer en el destino, de vuelta a casa, he vislumbrado a mis queridas grullas y mi camino en coche se ha ido acercando a ellas, hasta tenerlas justo encima y volar casi con ellas. Murmuraban que el frío se acaba, que la primavera ya llega.